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lunes, 11 de octubre de 2010

Michael Haneke's "Das Schloss" (1997)

Siguiendo la linea de los últimos días, prosigo con Michael Haneke. La noche de ayer, fue el turno de "El Castillo" (1997), adaptación a la obra homónima e inconclusa de Franz Kafka.


En sus poco más de dos horas, esta película es una excelente adaptación a la obra literaria de Kafka, y ciertamente puede considerarse un excelente acercamiento a Franz Kafka para quienes aún no hayan recorrido el pedregoso camino que es la obra de dicho autor. Sin embargo, esta película mucho tiene de ejercicio y poco de obra, y trataré de explicarme.


En general, una obra literaria, que no haya surgido inicialmente como guión cinematográfico, puede o no ser adecuada para la realización de una película. La distinción, en mi opinión, esta determinada por el ámbito de la obra, siendo principalmente aptas para la pantalla grande la literatura que podríamos considerar narrativamente… fáctica (es la mejor palabra que encontré, aunque no se si realmente existe). En el caso de autores como Franz Kafka, o por citar el ejemplo más claro que se me viene a la mente, el "Ulises" de James Joyce, no pueden tener una adecuada adaptación por ser en su mayoría de una narrativa abstracta basada en la prosecución del pensamiento.


Si una obra literaria se basa en esto, su lectura reina en la abstracción del pensamiento. Al leer, nuestros sentidos se encuentran (o deberían encontrarse) ociosos, y es únicamente nuestra capacidad de pensar, abstraer e imaginar la que nos conecta con la obra, con lo cual, una obra tan abstracta (no es la mejor palabra, lo se) como "El Castillo" tiene su principal logro en proyectar en nosotros a través de situaciones confusas, inconcebibles e imposibles, abstracciones que se presenten en nuestro pensamiento como ideas tangibles y transmisibles.


En el caso del cine, aunque existe un caudal enorme de intercambio en este sentido, inevitablemente, el cine esta conectado a nosotros a través de la materialidad de los sentidos, vemos y escuchamos: las imágenes, la música y el interminable etcétera de recursos fílmicos, componen una unidad, y es ahí donde creo que falla el ejercicio realizado por Haneke.

Una obra como "El Castillo" no puede ser adaptada, puede y tiene que vivir únicamente en la abstracción del pensamiento, y un acercamiento a través de lo tangible de los sentidos no puede más que restar al aporte general de la obra literaria. En este caso, el todo (literario) será siempre mucho más que la suma de sus partes audiovisuales.


Pero que conste, me gustó la película.



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