Este blog no incluirá expresiones como "yo creo", "yo opino", "me parece que" ni nada de eso. Tengo razón hasta que alguien me demuestre lo contrario, para lo cual están todos formalmente invitados a postear comentarios.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Luis Buñuel's "Le fantôme de la liberté" (1974)

"El Fantasma de la Libertad" es la reduccion al absurdo de Luis Buñuel respecto a la busqueda de la libertad de la humanidad. Hemos recorrido un largo camino, y cada dia estamos mas cerca de la libertad, las instituciones caen una tras otra, las escuelas clasicas de arte pasaron a ser consideradas obsoletas y opresivas y ya estamos mas alla del bien y del mal. Mi unica conclusion, tal como diria antes de su fusilamiento una de las victimas de la "liberacion" de las fuerzas francesas presentada al inicio de la pelicula, "¡Abajo con la libertad!".

Cuando ya pasamos del concepto del bien y del mal, cuando no hay fundamentos de ningún tipo en los que realmente creamos y sustenten nuestras acciones, la libertad absoluta esta cohartada unicamente por la ley y las convenciones sociales. Si estas convenciones sociales son la delgada linea divisoria entre lo que podemos hacer y lo que no, en nuestra busqueda de satisfaccion, es la hipocresia la que nos permite burlar nuestro unico factor condicionante para la total libertad de accion. Sobre estas bases, el señor Buñuel, con el cinismo cruel que lo caracteriza, durante casi dos horas nos invita a un catalogo de miserias humanas brillantemente presentadas, pinceladas con el mejor surrealismo que el cine supo tener.

Todos somos hipocritas. Este es el hilo conductor de las secuencias que una tras otra son presentadas por Buñuel. Una edicion impecable hace que la transicion de una situacion a otra, nos sea ligera y hasta imperceptible. En general, la lectura racional y la búsqueda de simbolismos nos puede ser util, pero no es necesaria, quizas lo mejor que el cine de Buñuel tiene, es la capacidad de transmitir ideas e impresiones a traves de nuestra interaccion con las mismas, pero sin requerir de una lectura racional para abordarlas. Como en los sueños, una pesadilla puede agobiarnos, no por la explicación racional que hagamos de la misma y de sus símbolos, a posteriori, sino por el mero hecho de estar inmersos en ella.

Aunque es altamente tentador contar algunas de las secuencias, prefiero no hablar de ninguna de ellas, para que cada quien descubra la película a su gusto, sin ninguna anticipación, de la misma manera que yo he podido disfrutarla. En su estreno, hace 35 años, muchas de las escenas de la película se hicieron realmente famosas, hoy dia, ya casi nadie las recuerda, con lo cual, creo que casi todos podrán disfrutar del desconocimiento absoluto. Para los que la han visto y aun la recuerdan, solo puedo decir una cosa: "¡Que al menos se queden los monjes!".


lunes, 9 de noviembre de 2009

Luis Buñuel's "El Angel Exterminador" (1962)

Introducción, Nudo, Desenlace. Así fuimos enseñados y en lo mas profundo de nuestra tolerancia, seguimos queriendo simplificar la realidad a eso: Introducción, Nudo, Desenlace. Y aquí hace su entrada Luis Buñuel, complicándolo todo. "El Ángel Exterminador" es la exploración y explotación del absurdo. Ya una de las primeras escenas pareciera que cumple con ser una advertencia a lo que esta por venir: los comensales de una cena de la alta sociedad llegan a la recepción, suben las escaleras para dejar sus abrigos, inmediatamente después, vuelven a llegar y nuevamente son invitados a subir las escaleras para dejar sus abrigos. ¿Explicación a esta repetición? Ninguna. Como el mismo Buñuel comentara, "Si el filme que van a ver les parece enigmático e incoherente, también la vida lo es. Es repetitivo como la vida y, como la vida, sujeto a múltiples interpretaciones. El autor declara no haber querido jugar con los símbolos, al menos conscientemente. Quizá la explicación de El Ángel Exterminador sea que, racionalmente, no hay ninguna".

Haciendo de la sinopsis una obligación lo mas breve posible, participamos de una cena de la alta sociedad que, instantes antes de que lleguen los invitados, todos los sirvientes del lugar abandonan su trabajo sin previa explicación, dejando únicamente al mayordomo a cargo de todo. La cena, exceptuando repeticiones como la comentada anteriormente, evoluciona sin mayores dificultades. Los comensales cotillean, se burlan unos de otros, y muestran todas las pequeñas miserias a la que nuestra vida cotidiana nos tiene por demás acostumbrados. Luego, finalizada una sonata tocada por una de las invitadas, inexplicablemente ninguno abandona el lugar, improvisando cada uno de ellos un lugar para dormir. A la mañana siguiente, al no poder explicar el comportamiento del día anterior, llegan a la conclusión de que no pueden abandonar el salón en el que se encuentran. Existe una línea invisible que los separa de la libertad, de ahora en mas, la suerte de todos esta condenada a ese salón, los integrantes del improvisado grupo pasan a ser náufragos en esa habitación que los retiene, de la que nadie puede salir y a la que nadie puede entrar.

Los días pasan y el comportamiento de los comensales se vuelve cada vez mas precario y barbárico. Unas cabras que querían ser utilizadas para una broma en la cena finalmente entran al salón, son sacrificadas, asadas y posteriormente devoradas por los comensales de etiqueta. Los modales cada vez son menos cuidados, tenemos riñas, lujuria, mentira, hurto y hasta intento de asesinato. Cuanto mas extrema se vuelve la situación, mas extremo se vuelve el comportamiento de sus participantes, hasta reducirlos a la precariedad absoluta y la barbarie.

Imagino la total y absoluta fascinación que puede haber provocado este filme en las mentes ávidas de interpretaciones socio-políticas, y seguro las habrá, innumerables. En mi caso, prefiero ver el "El Ángel Exterminador" como un experimento de laboratorio de Luis Buñuel. Pensemos en introducir una docena y media de integrantes de nuestra entrañable sociedad en una habitación, luego, cuidadosamente y de manera imperceptible, ponemos un vidrio, cual pecera, cerrando la única salida que tienen disponible, pero ellos, al igual que una mosca golpeándose insistentemente contra un cristal, no saben lo que ese cristal significa, solo experimentan la imposibilidad de salir.

No hemos cambiado el entorno de nuestros invitados, siguen siendo los mismos que se han reunido a cenar amistosamente, en la misma casa, únicamente hemos confinado su espacio. Al limitarlo, toda acción que cada uno de ellos realice afectara directamente al resto de los integrantes del grupo, todo lo que alguien tome, será quitado a otro, no habrá privacidad, todo estará a la vista de todos: cada mentira, burla, cotilleo y traición será vista por todos y compartida con todos.

Todo esta listo, el espacio experimental preparado, los sujetos a analizar en sus posiciones, no tenemos mas que dejar pasar el tiempo, día a día, y asistir al espectáculo de la decadencia de la condición humana. En este caso, por 90 minutos, sin tener que salir de nuestras casas.


domingo, 8 de noviembre de 2009

George A. Romero's "Night of the Living Dead" (1968)

En 1968, George A. Romero dio vida a un icono que aun hoy sigue igual de vigente que hace 40 años: el "zombie". Aunque esta criatura pertenece a creencias mucho mas antiguas que se remontan al vudú africano, la concepción del zombie que hoy conocemos, fue de Romero, particularmente de su "Night of the Living Dead". Su vision del zombie es la del muerto resucitado deambulador, golem de bajo presupuesto hecho por quien sabe que virus, radiación o mutacion genetica, lento, perezoso, torpe, de mandibula potente, que deambula con las ultimas vestimentas de su vida anterior, no importa que sea traje de etiqueta, bañador o completa desnudez.

Su primer película de la saga, de bajísimo presupuesto, filmada en blanco y negro, fue el primer acercamiento al mito del zombie, su impacto debe haber sido lo suficientemente significativo para, reitero, mantener vigente aun hoy, luego de 40 años, una visión que no ha cambiado en lo mas mínimo.

Seguramente, el publico que hoy consume cine de terror version Y2K no pueda encontrar interés en esta película, claro esta que después de 40 años de repeticiones incansables que no han sabido superar en nada a su progenitora, difícilmente podamos decir que esta película pueda "sorprender" a alguien, en el sentido argumental de la palabra. Pero intentemos ubicarnos en el '68, pensemos en que por esos años, el sistema de protección a menores de edad que determinaba el publico apto para cada película, no supo contener a esta producción, ya que no incluía ninguna de las restricciones impuestas (principalmente desnudez y escenas de sexo). Pensemos que niños de no mas de 10 años iban a ver la película y pensemos en lo que ven:

Dos hermanos van a depositar flores en la tumba de un familiar al cementerio, instantes después son atacados por un personaje maltrecho, padre de todos los zombies del cine contemporaneo. El hermano muere, la mujer escapa refugiándose en una casa. Pronto llega quien será nuestro protagonista y héroe: un negro. Pronto se suman a nuestra dupla de protagonistas dos parejas, una de ellas con una niña enferma que estaban escondidos en el sótano. El tiempo pasa, deciden un plan para escapar que incluye cargar gasolina en una camioneta e irse, el negro junto a la joven pareja del sótano emprenden la tarea. Un error y la joven pareja protagonista muere calcinada en la camioneta. Los zombies los descuartizan y devoran sus extremidades y entrañas en primerísimo plano. El negro regresa y el hombre de la otra pareja lo traiciona, quiere dejarlo afuera, pero se las arregla para entrar a la casa, pelean y el negro lo mata. Malherido, el hombre desciende al sótano y muere al lado de su hija pequeña que esta recostada por su enfermedad. La niña despierta, es un zombie mas, lo cual explica su enfermedad. Devora a su padre muerto y con una espátula acribilla a su madre una y otra vez clavándosela en el pecho. El negro ve la escena y mata a la niña. Amanece, un grupo de rescate llega a la casa eliminando a los zombies que aun merodeaban por allí, el negro escucha ruidos afuera, cautelosamente sube la escalera del sótano, desde fuera ven a nuestro héroe, el grupo de rescate elimina a todos y cada uno de los zombies a distancia prudencial con sus rifles, un disparo entre los ojos de nuestro héroe alcanza para dejarlo sin vida. Fotogramas posteriores nos muestran como es llevado a la pila de zombies que están siendo incinerados. Fin.

Una apologia de lo Bizarro: aunque inexplicable, lo bizarro tiene un efecto en nosotros realmente significativo. La definición de la palabra es siempre ambigua y comúnmente implica extravagancia y rareza, aunque yo la acercaria mas a lo estéticamente desagradable, artísticamente cuestionable y políticamente incorrecto. Aunque debemos aceptar que es caldo de cultivo de muchísimas producciones que nunca deberían haber existido, existe un porcentaje de grandes producciones que saben abrirse camino en nosotros y se vuelven marcas (o cicatrices) imborrables. Sin buscar una explicación de este fenomeno, es fascinante como lo bizarro nos afecta de una manera unica, como sus iconos se vuelven atemporales, y aunque podamos buscar analogias, interpretaciones o justificaciones, sus imagenes por si mismas se vuelven recuerdos siempre vigentes.

Comúnmente se suele menospreciar artisticamente la calidad de todo lo Bizarro (y en gran parte, aceptemos que esto es valido), pero hay un numero de excepciones a la regla que no pueden obviarse. Algo que es capaz de dejar una huella tan significativa que por 40 años siga vigente, y sabemos que seran muchos años mas aun, tiene una importancia en si misma que no se puede omitir. Algo nos ha provocado a través de los años y debe ser tenido en cuenta, al menos, esta opinión en el caso de "Night of the Living Dead" es también la de la Librería del Congreso de los Estados Unidos, que en 1999 la ha elegido para integrar el "National Film Registry" que año a año selecciona producciones representativas por su "significancia histórica, estética y cultural".

Pensemos ademas que lo bizarro nos acompaña hace muchísimo mas tiempo del que comúnmente creemos: pensemos en el dios Saturno, devorándose a sus propios hijos por temor a que cuando crezcan lo destronen, inmejorablemente representado por Francisco de Goya en su pintura "Saturno devorando a un hijo" (1819-23). O pensemos en Pasifae, mujer enamorada de un toro, que encargo al artifice Dedalo la construcción de una vaca de madera, y metiéndose en su interior pudo consumar la relación contra natura con el toro, dando a luz al tan famoso Minotauro. Estas imagenes tienen, digamos, 2500 años de antigüedad, siguen vigentes, siguen siendo interpretadas y analizadas, pero su fuerza primaria nos sigue afectando directamente. En nuestro interior, cada cual les asignara inconscientemente asociaciones inexplicables y quizás inconfesables, que, parafraseando a Tim Robbins en "Mystic River": "Once it's in you, it stays".


lunes, 2 de noviembre de 2009

John Carpenter´s "Halloween" (1978)

Allá por el año 1978, millones de espectadores participaban de algo que solo muchos años después se pudo entender su verdadera magnitud. Cómo una idea, un concepto, uno más, de esa década increíble, única e irrepetible, llena de creatividad retorcida como fueron los ’70, daba inicio a uno de los eventos más significativos del cine contemporáneo. En general, el cine ha influido notoriamente en la cultura contemporánea, pero entre los iconos más significativos de esta influencia, pocas películas estarán a la altura de “Halloween”.

Primer película del cine de Slayer, tiene su abuela en Alfred Hitchcock´s “Psycho” (1960) y su madre en Tobe Hooper´s “The Texas Chain Saw Massacre” (1974). Brillantemente dirigida por John Carpenter, cada uno de los elementos del filme, años más tarde, se han convertido en el decálogo de todo un subgénero que, por más de 20 años, nadie se ha atrevido a salir de sus enseñanzas.

Todo empieza con una pareja de adolescentes remoloneando en el sillón del living de su casa. Vemos la escena desde los ojos de alguien absorto en la situación. La pareja sube a su habitación, los seguimos, lentamente, desde el exterior de la casa, ventana a ventana. Conocemos la casa, entramos por la puerta trasera. En la cocina tomamos un cuchillo, lo miramos detenidamente y consideramos que es lo suficientemente grande. Vemos salir al novio de la chica, que aun está en su habitación. Esperamos. Subimos las escaleras, peldaño a peldaño, sin ansiedad ni apuro. Nos topamos con una máscara en el piso, decidimos usarla, vemos únicamente a través del hueco de sus ojos, pero es suficiente. Pasamos a la habitación de la chica que esta desnuda y absorta en sus pensamientos. Nos escucha, se voltea, nos ve, nos reconoce, grita… Escuchamos la hoja del cuchillo clavándose una y otra vez en su pecho, miramos su rostro desencajado de dolor, miramos la hoja de la cuchilla completamente ensangrentada, vemos el mecánico ejercicio de la hoja clavándose una y otra vez en el pecho de la chica que nos ha reconocido. Sin vida, vemos su cuerpo caer al piso. Salimos de la casa.

Nuestros padres, horrorizados, nos ven salir, nos llamamos Michael Myers, tenemos 6 años y acabamos de apuñalar a nuestra hermana mayor.

Esta secuencia es un brillante ejemplo de cómo la conjunción de una idea renovadora, un argumento original y la brillantez técnica de un director que tuvo la lucidez de hacernos cómplices del propio asesino, de participar de su experiencia, en una secuencia sin cortes de cinco minutos, crean algo que es imborrable, que desde el momento en que lo vemos, pasa a formar parte de nuestra imaginería: el cuchillo de Norman Bates cayendo una y otra vez sobre su víctima en la bañera de “Psycho”; Alien en todas sus etapas evolutivas: el huevo, el embrión estallando el pecho de su anfitrión, el Alien adulto superviviente perfecto; la aleta de Tiburón, asediando una tranquila playa turística, y los increíbles Zombies de George A. Romero: desgarrando y devorando la carne de sus víctimas, la niña zombie comiéndose a su propio padre y matando a su madre clavándole incansablemente una espátula una y otra vez en el pecho.

De una manera o de otra, todos hemos visto “Halloween”. Es incalculable la cantidad de películas que inspiró: sea copias baratas, realizaciones Clase B, grandes producciones de Hollywood, cine de otras nacionalidades, sátiras, comedias, y un incansable etcétera que sigue creciendo día a día. A hoy, reseñar la película no tendría ningún sentido: hablar de un corpulento asesino de adolescentes promiscuas en la noche de Halloween, enmascarado, armado con un cuchillo desproporcionadamente grande, de pocas palabras y respiración pesada, es una obviedad que no despertaría el interés de nadie.

Pero el interés está en pensar que una película, una idea, realizada con un presupuesto mínimo por un realizador novato, supo abrirse camino de la manera que lo hizo en nuestra cultura contemporánea y ser parte de las leyendas urbanas de cualquier nacionalidad, siendo un éxito de taquilla internacional, desde su estreno, hasta el día de hoy, en la forma de secuelas e interminables variantes y repeticiones. Destacando además que no solo su original idea fue lo que hizo inmortal esta película, sino que John Carpenter supo realizar un filme impecable, recurriendo a la mínima expresión de Gore, con una violencia perfectamente utilizada, sin derramar una gota de sangre más de la necesaria, con un suspenso agotador, constante, absorbente, utilizando brillantemente los fondos, mostrándonos lo que los protagonistas no pueden ver, haciéndonos cómplices del asesino, y en muchos casos, obligándonos a compartir su punto de vista.

Por una hora y media de proyección, Carpenter juega con nosotros: por momentos somos Michael Myers, nos interesamos por sus víctimas al igual que él y esperamos a su lado, luego pasamos a ser sus cómplices, compartiendo el asiento de su auto mientras lentamente seguimos a nuestra próxima presa, y en otros casos asistimos a la suerte de alguna de sus víctimas sin poder hacer más que ver lo que ellas no pueden ver, queriendo avisarles que detrás de ellos esta el asesino esperando plácidamente detrás del portal.