Este blog no incluirá expresiones como "yo creo", "yo opino", "me parece que" ni nada de eso. Tengo razón hasta que alguien me demuestre lo contrario, para lo cual están todos formalmente invitados a postear comentarios.

domingo, 23 de mayo de 2010

Luis Buñuel's "Cet obscur objet du désir" (1977)

En su última película, Luis Buñuel nos presenta el juego amoroso entre Mathieu y Conchita. Él, respetable hombre de la alta sociedad, ya entrado en años, y ella, joven de origen sevillano, bailarina, hija de Encarnación, mujer que pasa la mayor parte de sus días en la iglesia, orando por el alma de su difunto esposo, quien se suicidó años atrás.

Los protagonistas se conocen casualmente, en la propia casa de Mathieu, en el primer dia de trabajo de Conchita como parte de su personal de servicio. Mathieu queda inmediatamente prendado de ella, horas mas tarde, busca como poder quedarse a solas, y avanza sobre ella, aunque interrumpidamente, le confiesa su deseo y ella lo rechaza con una sonrisa. Al dia siguiente, Conchita se habría ido: tendrían que pasar dos meses hasta que un nuevo encuentro casual los uniera.

De aqui en más, la película se desarrolla como un juego de gato y ratón, en el que sus protagonistas se acercan y se distancias una y otra vez, guiados por sus deseos, idiosincracias y la inevitable casualidad.

Directa o indirectamente, Buñuel nos presenta las reglas básicas del juego, el contrapunto de las posturas antagónicas de sus protagonistas:

Mathieu desea desesperadamente a Conchita, su juicio esta constantemente nublado por su deseo, incontenible, sincero y real. Ofrece a Conchita todo por estar con ella: que viva a su lado, todo el dinero que ella necesite, tanto para ella como para su madre, Conchita solo tiene que pedirlo y el estará ahí para ella. Pero Mathieu no ofrece algo, que en sus palabras, lo dejaria “totalmente desarmado”, nunca le propone a Conchita casarse, es más, aún en su desenfreno y falta de juicio, nunca considera como una opción el casamiento.

Por su lado, Conchita, joven que aun se dice en virtud de su virginidad, sinceramente ama a Mathieu, o al menos es lo que una y otra vez dice. Pero no esta dispuesta a tener sexo con el, en sus propias palabras, dichas a Mathieu luego de otro de sus insesantes intentos de acostarse con ella, le dice que no puede dejar que tengan relaciones, que desde el momento que Mathieu tenga lo que quiere, que es tener sexo con ella, él la dejaría y ella ya no tendría nada en su favor para retenerlo.

Sobre este contrapunto, junto con el recurso simbólico más utilizado y famoso de la película: Conchita presentada como dos actrices distintas que cambian constantemente durante toda la pelicula sin un claro significado, Buñuel nos presenta la relacion (o intento de) entre dos personas condenadas a sus propios deseos, miedos e idiosincracias.

Mathieu ofrece a Conchita todo lo que (economicamente) esta a su alcance, pero nunca se entrega incondicionalmente a ella, nunca acepta como posibilidad ofrecerle el casamiento y nunca deja de ver en Conchita, el objeto de su deseo, una idealización de juventud y belleza que ella representa, pero aunque dos actrices interpretan el mismo papel, su deseo no es una Conchita u otra, su deseo es lo que ambas representan: juventud y belleza.

Conchita por su lado, duda de la sinceridad de Mathieu, considera que darle lo que el desea es perderlo irremediablemente, pero su actitud no es solo precavida. Su comportamiento es distante, caprichoso, en algunos casos insultante y en muchos casos, vil. No se limita a dudar de Mathieu, caprichosamente hace que la desee para luego rechazarlo, lo insulta, desprecia, lo rebaja a una condición servil y pareciera castigarlo por el solo hecho de que él desee estar con ella. Como una heroína mas de Buñuel, sus propias represiones sexuales afectan su juicio, y la llevan a la autoflagelacion, pero en este caso, Conchita no solo se castiga a ella misma, sino que además hace pagar a Mathieu con el mismo latigo.

Que este juego caprichoso pueda terminar o no, queda a la libre interpretación de los símbolos finales de la película. De cualquier forma, algo queda claro, la insatisfacción de ambos por el status quo al que han arribado, sea cual fuere.

En cualquier caso, las posturas de ambos son irreconciliables, cada uno esta dispuesto a dar al otro lo que se podria considerar suficiente, pero no lo que el otro realmente necesita. Mathieu no va a darle algo que considera demasiado preciado: el compromiso del casamiento, que uniría su deseo momentaneo con el compromiso a futuro. Conchita no esta dispuesta a darle algo que considera demasiado preciado: su virginidad o cualquier satisfacción sexual que el pueda querer, ella desea el compromiso a futuro pero no acepta sus condiciones inmediatas.

Las limitaciones de ambos estan dadas por sus inconfesables idiosincracias, dificilmente Conchita pueda estar equivocada, aunque sus acciones llegan a ser en extremo viles, y Mathieu al fin y al cabo nunca le hace daño deliberadamente. El caso de Mathieu es la omisión: ferreamente atado a las convenciones sociales, nunca hace daño por acción, pero si por omisión, y encubre su omisión con frases difusas socialmente aceptadas.

Y aunque Conchita pueda tener fundamentos para su acción, quiere que Mathieu este irremediable e incondicionalmente unido a ella, y ella no esta dispuesta a dar crédito de que Mathieu mas tarde o mas temprano pueda hacerlo. Ella quiere una sumisión y entrega absoluta de Mathieu desde el primer momento e incondicional, no esta dispuesta a realizar concesiones, y la omisión de Mathieu, es un ataque inmediato a su soberbia, que se lo hace pagar con toda la crueldad de la que (una mujer) es capaz.

Finalmente, un comentario sobre la última escena: podemos hacer un mundo de nuestras idiosincracias, podemos dedicar nuestras vidas al minucioso juego de las pasiones, pero aunque nuestro propio egoísmo limite nuestro campo de visión a poco más que nuestro ombligo, el mundo que nos rodea es inaprehensible. Y aunque estemos en condiciones de aprender de nosotros mismos, seguramente en muchos casos de manera tardía, tenemos que enfrentarnos a la realidad de que a veces, puede ya ser demasiado tarde.

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